LA BATALLA DE LOS ALCALDES

Como en la Cataluña del 2017 por la independencia, todos los alcaldes madrileños del PP se conjuran ahora al unísono tratando de contener con sus bastones de mando el movimiento popular generado por la lucha por la sanidad pública.

Desde hace algún tiempo es común que los plenos municipales de los pueblos madrileños se sumen a las fuerzas ultras mediáticas para perpetrar impunemente el asesinato de la verdad sobre la realidad de la gestión sanitaria madrileña. Con sus mismos ingredientes pero en distintos formatos, en los ayuntamientos se vienen drenando los resultados de las luchas de los vecinos por defender su derecho a la salud.

Hace días que vengo manteniendo en mi cabeza una febril pugna con el último edil al que me ha tocado escuchar tanta barbaridad.


Afirma la falsedad de los casos de muertes por falta de primera atención de emergencia, en un municipio donde se bate el récord de estos tristes siniestros, criminaliza la argumentación de los vecinos tildándola de “política” y agitadora de la alarma social, esgrime informes, leídos torticeramente, para exculpar de las responsabilidades a la gerencia del SERMAS y hasta se hace pasar por el adalid de la democracia y el parlamentarismo municipal en cuanto sus provocativos exabruptos conmueven con santa indignación las conciencias más gélidas. Todo vale.

Con un horrendo narcisismo que escenifica su función seguramente distraen o eclipsan sus conciencias( o no) tratando de convencer-se con la impostada pretensión de que convertirse en las herramientas más eficaces para el macronegocio sanitario, es algo accidental que ocurre fuera de sus voluntades, afirmando cínicamente para mayor credibilidad su alineamiento a la demanda de sanidad pública de sus conciudadanos y exponiendo incluso a sus hijos hermanos y padres como garantía de su determinación, tal y como lo hacen en su defensa los más abyectos criminales. Todo vale.

Tras este espectáculo tengo la necesidad de expresarme con fluidez, sin cortapisas, sin manipulaciones, sin miedo a su represión, a la censura a no poder expresar claramente lo que se produce delante de nuestros ojos. Este veneno segregado por los hábiles ediles continuamente da como resultado una apatía paralizante, una suerte de dislalia, una sordera mental teñida de indignación, incompatibles con la claridad mental necesaria para una buena argumentación preñada de datos como requiere el caso.

Está claro que no estoy dotado para esta hez de debate político. La agilidad, el control de la furia, los datos frescos, se me hurtan y mi poca claridad mental se ensombrece.

Siempre me sorprenden estos personajes en las entrevistas, ágiles como culebras escapando por las rendijas de las preguntas del entrevistador, esa capacidad de prestidigitadores siempre me ha irritado. Desde la comodidad del salón de mi casa, con frecuencia he asistido con perplejidad a la falta de habilidad por parte de los profesionales para centrar las respuestas de esta grey, pero es que , al margen de los servilismos evidentes, metidos en faena la sangre te traiciona, la lengua se traba, los datos no brotan, la evidencia se nubla y te quedas callado como un pasmarote mientras el sátrapa evoluciona con descaro y profesionalidad.

Este, que es un espécimen político de segunda fila, nos ha mareado a todos, se le ha ofrecido datos reales que ha menospreciado con cualquier bulo barato de uso común en la ultraderecha, se ceñía a las amañadas evidencias de su microcosmos, a los informes de sus allegados, comulgaba de manera sagrada con los informes de los que él llama «técnicos sanitarios» cuando no pasan de ser meros preparadores del caos, servidores del negocio, ha negado con frescura evidencias palmarias…Yo he visto eso en los plenos, he visto desnudarse a los profesionales sanitarios enseñando sus heridas, ayer vi a víctimas directas de esta hecatombe expulsadas a manos de la policía por la pasividad del profesional de la política., me he visto a mí, impotente, amordazado, sin poder llegar a expresar toda la indignación que este estado de cosas me produce, luego me he oído en las grabaciones, ineficaz, expresando a penas guturalmente mi asombro. Esta insoportable imagen sonora de mi mismo, debe ser exorcizada, no puedo permitirme el ser acallado por armas tan fútiles por individuos tan vanos, por intenciones tan espurias, por planes tan burdos.

Esta evidente maquinación que la ultraderecha se permite desplegar ante nuestras narices, solo despierta en mí exclamaciones de furia, de asombro, risotadas irónicas, pero soy incapaz de hilar un discurso suficientemente armado bajo el stress que supone esta teatralidad democrática.

Sentado con mi triste pancarta ante este auto sacramental me recrimino, ahora, ante esta iniquidad, por mi inacción por mi confusión mental a la vez que afirmo que hacen falta armas más contundentes para paliar el hartazgo al que nos tienen sometidos a toda la población en general con estos balbuceos, con esta inútil cháchara, con estas vanas representaciones.

La tarde de ayer tuvo un claro vencedor : la injusticia, la perversidad, la vileza, la infamia y la maldad. El ritual se cumplió, la democracia surtió su efecto, la satisfacción del sátrapa, la frustración del pueblo, el inconsolable dolor de las víctimas.
Aquelarre, truco democrático, birlibirloque descarado, un hueco abracadabra, un engaño de cartón.

Todo esto aconteció ayer en Colmenar viejo, esto es lo que acontece en todos los plenos municipales de derecha por todo Madrid
¿Cuántas veces es capaz un hombre de darse la vuelta y negar lo que está contemplando?
Se verá.

Juan Carlos Serrano
Enfermero, Plataforma SAR-SUAP

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